viernes, 28 de noviembre de 2014

Jupiter

Los procesos meteorológicos de la Tierra se disipan en pocas semanas o meses.  Sin embargo, en los planetas gigantes del sistema solar, los procesos meteorológicos pueden durar décadas.  El récord lo tiene la Gran Mancha Roja de Júpiter, que fue observada por primera vez, como muy tarde, en 1830 –y probablemente mucho antes.  Este sistema tormentoso ovalado es lo bastante grande para tragarse dos Tierras y los vientos de su perímetro soplan con una fuerza varias veces superior al huracán más potente registrado en la Tierra.


Como demuestra la Gran mancha Roja, Júpiter es un mundo de superlativos.  Es el planeta más grande de nuestro sistema solar (lo bastante grande para tragarse más de 1,300 Tierras, y más grande que algunos tipos de estrellas) y más masivo que los demás planetas y lunas del sistema solar combinados.  Rota más deprisa que cualquier otro planeta, y ofrece el conjunto de lunas más interesante y numeroso. 
Sin embargo, a pesar de su gran tamaño y de su brillo en el cielo nocturno de la Tierra, queda mucho por comprender en Júpiter.  Los científicos tienen mucho que inferir a partir de las observaciones de los vehículos espaciales que han visitado el planeta.




Gran parte del misterio se centra en el interior de Júpiter.  A partir de la masa, densidad y campo magnético del planeta, los científicos conjeturan que probablemente tiene un núcleo denso de roca y metal al menos 10 veces más masivo que el de la Tierra.  El núcleo está rodeado de una espesa capa de hidrógeno.  La gravedad de Júpiter presiona tanto en esta capa que funciona como un metal.  El hidrógeno metálico probablemente rota a una velocidad diferente que el núcleo. Ello produce un efecto “de dinamo,” generando las corrientes eléctricas que crean el campo magnético de Júpiter. 
El hidrógeno metálico está rodeado de capas de gas de hidrógeno y de helio, y una capa relativamente delgada de nubes envuelve todo el planeta.  (Esta capa tiene, en realidad, docenas de millas de espesor pero, considerando el enorme tamaño de Júpiter, es como la piel de una cebolla.)  La rápida rotación de Júpiter estira las nubes en bandas estrechas que rodean todo el planeta. 
Las bandas tienen colores diferentes, lo que significa que sus nubes están compuestas de materiales diferentes y están a distintas altitudes.  Las capas de nubes más altas, que son blancas, están compuestas de amonio congelado.  Las nubes de la capa siguiente contienen amonio mezclado con otros elementos químicos, y tienen un aspecto marrón o anaranjado.  Las capas más bajas contienen vapor de agua y agua helada, y se ven azules.
 Estas bandas forman franjas alternas, de tonos claros y oscuros.  Las de colores claros son grupos de nubes impulsadas a lo alto de la atmósfera por burbujas emergentes de gas caliente.  Las franjas más oscuras contienen materiales más fríos que vuelven a bajar a la atmósfera del planeta. 
Gran parte del clima de estas zonas recibe su energía no del Sol, como pasa con las tormentas de la Tierra, sino del interior profundo del propio Júpiter.  Al comprimir el planeta, la gravedad produce un calor que asciende hasta la atmósfera y después escapa al espacio como energía infrarroja.  Júpiter irradia más energía al espacio de la que recibe del Sol.
 Júpiter está rodeado de anillos, aunque son mucho más oscuros y tenues que los del planeta Saturno, más vistosos.  Los anillos pueden estar compuestos de materiales que fueron “barridos” de las superficies de las lunas de Júpiter por las colisiones con meteoritos.
Como Júpiter no tiene superficie sólida, ningún ser humano podrá caminar jamás por el planeta.  De hecho, cualquier intento de visitar el sistema de Júpiter requerirá mucha protección.  El campo magnético de Júpiter captura partículas con carga eléctrica del Sol y de Io, la luna volcánica del planeta.  Estas partículas crean unos potentes cinturones de radiación.  En torno a la órbita de Io, los cinturones de radiación son lo bastante potentes para matar a una persona sin protección en pocos minutos.  Otro superlativo más para la larga lista de Júpiter: tiene los cinturones de radiación más letales.

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